ABSTRACT: Trabajo que
disecciona la vida y obra de uno de los más importantes filósofos
franceses del siglo XX, Louis Althusser (1918-1990). Su obra forma
parte de la renovación teórica del marxismo occidental que se produjo
en la segunda mitad del siglo XX, renovación que protagonizó no con
polémica junto a otros autores franceses. .......................................
Este trabajo se inició meses antes de la muerte
biológica de Louis Althusser en 1990 y como homenaje a su papel determinante en
el pensamiento y en la acción de toda una generación. Ensayos
posteriores, mucho más elaborados y sobre todo, mejor autorizados, así como
sus dos textos autobiográficos reunidos en un solo volumen bajo el título "El porvenir es largo",
han convertido lo que sigue en una reliquia de factura casi escolar, cargada sin
embargo de una profunda admiración hacia cierta época. Aquella que, sin
resultar exagerado - o quizá sí -, merecería llevar su nombre propio, Louis
Althusser.
Nada de lo que sigue es de mi
propiedad como nada de lo que hay es de nadie; nada es original, como sólo Dios
sabe. Es el resultado sin duda fracasado de reunir en un solo texto ensartado
por la pura fecha, cuanto tuvo que ver con el nombre propio Althusser. Incurre
desde luego en el error humanista, como todo intento biográfico. Más si el
concepto de círculo no es circular ¿por qué mi acercamiento al
sujeto-pensamiento Althusser habría de ser "althusseriano"?
Junto a los grandes y graves
apartados clásicos de vida, obra, opiniones, que aparecen en toda biografía
que se precie, he situado el microcosmos de objetos in-significantes (el geranio
del alféizar y el tabaco negro) y las anécdotas tontas, banales (el regateo y
compra de cerámica en Barcelona) que han tenido (por) sujeto como cruel
realidad a Althusser. No he proyectado un ensayo del aporte suyo ni una
divulgación de su esperada verdad. Renuncié a todo cometido de valor: aposté
por un divertimento en torno a personas, época, colores, formas e imágenes, en
fin, superficie sin fondo ni contornos. Puro adorno. Entre esos objetos destaca
la UJCml, y la exagerada amplitud que se dedica aquí a su génesis y comienzos
responde a la consideración de que esa organización representó la
prolongación biográfica - casi corpórea- en otros, del mecanismo Althusser.
Y puesto que la
insuficiencia de datos me impidieron en su día elaborar con (sufi)ciencia una
auténtica biografía, me conformé o me habría conformado de haber finalizado
con seriedad mi experimento, con describir ciertas "atmósferas":
la
de la intelectualidad parisina en los 50 y 60; la de la ENS de Ulm; la de cierta
juventud "inmadura" para hacer su mayo, pero sí su proyecto de
partido: la UJCml; la de una utopía teórica que consistió en relacionar con
todo el peso del rigor, filosofía, ciencia y política; la de la efervescencia
generada en torno a las potentes revistas teóricas de entonces, como La Pensée
o Tel Quel.
Dos
libros adquiridos en el transcurso de tan solo un mes, el de marzo de 1992, me
dejaron desa(r)mado en la tarea proyectada ya no de biografiar a Althusser, sino
en la más reducida de describir atmósferas o instituciones. El primero, el de
B.-H. Lévy que expone con insistencia sus tesis sobre la libertad -
como si fuera esta aislable y asible en un todo único, en su corporeidad
metafísica (hubiera preferido como título "La aventura de las
libertades")-, me anunció que jamás, por mi deteriorado francés, por mi
decrepitud monetaria y por mi dependencia de un trabajo que no permite tales
lujos, podré recopilar los datos biográficos suficientes (entrevistas a
testigos, consulta de archivos ¿cómo localizar las notas de profesores de la
infancia de Althusser? ¿dónde?, ¿en Argelia?) que califican un trabajo
similar de serio.
El otro
es el placentero libro sobre Foucault de Eribon, ese poeta de la mirada
que logra con aparente facilidad y felicidad construir libros bellos. Así como
aquel me proporcionó datos que hacían ver que jamás podría haberlos obtenido
por mis medios, quizá porque nada tenían que ver con su texto y sí con los
mil testigos del "viejo Alt" - por ejemplo, los polvorones que llevaba
Guitton a Althusser -, este otro libro, el de Eribon, "pisoteó" la
intención larvada de mi proyecto: el decir de un entramado de nombres y
enseñanzas intelectuales en la Francia de posguerra que en torno a
instituciones como la ENS de la rue d'Ulm o el Collège de France, sobre líneas
de fuerza del pensamiento, confluyen en ciertos nombres propios de mi confesada
querencia: Althusser pero también, Lacan, Barthes, Derrida, Deleuze y la
síntesis, Foucault.
Eribon lo
ha conseguido. Logra transmitir la atmósfera, casi el aroma de esa época a la
que me refiero. Y yo me descubro. Acepto mi derrota sólo disculpable al
entender que nada había sido escrito antes; que nadie había recuperado la
última época de existencia de titanes... los titanes del pensar. Tras la
lectura de sus páginas iniciales fue honrado abandonar mi propósito de
biografiar a Althusser y, al margen de recopilar como amanuense todo lo que se
dijera de él, utilizar el material como homenaje en algún trabajo de (im)pura
iconografía y en términos de juego y de puro gasto.
Ahora se intenta con esta
muestra, más que erudición, otro juego. Si toda biografía
no es nada más que eso, un juego, pretendo involucrar en él al mayor número
de sujetos. Es cierto que la imagen a reconstruir no es indiferente, no
se trata desde luego de un bonito campo de tulipanes encolumnado entre molinos
de viento, es la faz resquebrajada y hecha añicos de quien tan mal se estimó y
que en un esfuerzo de esconderse en el imaginario, hizo de su autobiografía un
ejercicio de despedazamiento.
Propongo pues
un puzzle "sine fine et sine causa" y sin ánimo hagiográfico, sino
monstruoso: unir todas las partes que le fueron ajenas al propio Althusser (y
por tanto quedaron fuera de su imperio autodestructivo) para ver de qué otra
manera es posible recomponer un sujeto-pensamiento-sujeto que, bien sabrá
también Dios cómo, tuvo que ver con el acontecer durante los primeros años de
la década de los sesenta.
Interpelo a quienes lean estas
páginas para que intervengan, para que aporten datos, fobias, imágenes - sobre
todo imágenes. Yo mismo me dedicaré a colgar cada cierto tiempo un adorno más
-, esquemas, otros experimentos personales o humildes opiniones, no con animo de
cambiar el mundo - bien sabe por fin Dios que por el momento ya no es posible -,
sino para recomponer un bello campo de tulipanes....
Sus
abuelos eran originarios del Morvan (Francia); su padre, que no había
estudiado, se había puesto a trabajar con trece años y terminó
colocándose en un banco. Antes de casarse, su madre había sido maestra.
(9-14)
Nací
en Argelia, mi madre era hija de un campesino muy pobre que había
emigrado a aquel país para trabajar como guardia forestal. Mi padre era
de
Alsacia, mi abuelo había elegido la Francia del 71 y el gobierno
francés le deportó a Argelia. Viví allí hasta 1930, luego volví a
Francia. (23-30)
Mis
abuelos eran campesinos pobres del
Morvan: el abuelo se fue, bajo el mando de Jules Ferry, como guardia
forestal de los bosques mas silvestres de Argelia. Mis padres hicieron
lo que pudieron. Mi madre había sido institutriz durante seis meses
antes de su matrimonio. Mi padre, salido de la nada a los trece años,
trabajaba en un banco. Mi madre hizo, creyendo que era algo bueno, que
mi hermana y yo recibiéramos lecciones de piano y violín y nos llevaba
todos los domingos a los "conciertos clásicos. (29-6)
Maria Antonietta Macciocchi: Entre mis papeles encuentro una carta en la que Louis me contaba
sus orígenes. Una carta rara, de la que transcribo lo esencial:
Mi historia es trivial. Nací en 1918, cerca de Argel. Mi padre era
empleado de banca: había empezado a trabajar a los trece años. Mi madre
era maestra. La familia de mis padres: pequeños campesinos alsacianos
del Morvan (extremo Norte del Macizo Central). En el instituto y la
universidad fui católico militante. La Iglesia había puesto en pie sus
organizaciones en los años treinta para contener la influencia de las
ideas "socialistas". Y así nos rindió un sacrosanto servicio. Nosotros
éramos hijos de pequeños burgueses. Nuestro capellán nos hablaba de la
cuestión social. Eso nos hizo ganar tiempo. Por una 'astucia de la
historia', la mayoría de mis compañeros católicos de esa época se
hicieron comunistas. El Frente Popular, la guerra de España, la guerra
contra el fascismo, la Resistencia nos hicieron ver de cerca la
'cuestión social', y nos enseñaron su verdadero nombre: lucha de
clases. En 1948 me convertí en profesor de filosofía y afilié al
Partido Comunista Francés. Desde esa fecha enseño filosofía en la
Escuela Normal. En Semana Santa del 49 fui a Italia. Para un comunista
francés, Italia era su pueblo maravilloso, los soviets de Turín en
1920, Gramsci y el Ordine Nuevo, la lucha heroica contra el fascismo,
los espléndidos motines de los campesinos pobres en el campo. En
Florencia fui a la Federación, en via dei
Servi. Me conmovió la acogida de los camaradas, tan fraternal. En
Francia era y soy profesor de Filosofía. Ser comunista en filosofía
significa ser un filósofo marxista leninista. No es fácil convertirse
en un filósofo marxista
leninista... (50-367)
1924-30 Realiza sus estudios primarios en Argel. (1)
Hizo
sus primeros estudios en Argel, en un colegio especial para la colonia
francesa, donde recibió una educación cristiana que marcó su juventud.
(67-220)
1930-36 Cursa el bachillerato en Marsella. (1)
1935 Cuando tenía 17 años quería ingresar en la Trapa. ¿Se acuerda? La primera vez que le vi le dije que quería ingresar en la
Trapa.
(declaración hecha a su maestro Jean Guitton). (24-4)
1936 Llega a Lyon e ingresa en el Lycée du Parc para preparar su ingreso en la École
Normale. Por entonces era un fervoroso católico que participaba en agrupaciones de estudiantes de ese credo. (1)
Es militante de la "Jeunesse Etudiante Chrétienne". (2-22)
1936 o 1937 J. Guitton:
Lo conocí en 1936 o 1937. Lo traté durante dos años. En hypokhâgne, y
luego en khâgne. ¡Ah, el primer recuerdo...! Lo estoy viendo. Cierro
los ojos y lo veo. Está ahí, en la segunda fila, a la izquierda. Desde
que he abierto los ojos, he visto esa frente... Esa frente que me ha
seducido... Y luego, además de la frente, unos hermosos cabellos...
Cabellos de oro que eran toda la sensibilidad y la inteligencia del
mundo... En su primera disertación, yo le había dicho: "¡Ve con
cuidado,
Althusser! ¡Cualquiera diría que te crees Lamartine! Prescinde de
epítetos, los adjetivos; tienes que ser seco como un árbol en
invierno". Su estilo primero era lamartiniano, romántico. Había un
fondo romántico en
Althusser. Y puede que yo le haya ayudado, en efecto, a despojarse de
ese caparazón romántico. Puede que yo le haya ayudado a encontrar su
verdadero estilo. Era un católico ferviente. Inquieto. Venía a verme
para decirme que sufría mucho porque cuando metía algún sermón
religioso tenía la impresión de ser insincero. Era aquél un Althusser
lleno de dudas. Un Althusser inquieto. Un Althusser que me decía: "Si
me dejara ir, entraría en la Trapa para amar a Dios toda mi vida. Pues
hablar con Dios no es amarlo" (...) (72-392)
1937 Jean Guitton:
Durante dos años, de 1937 a 1939, tuve a Althusser como alumno en el
Lycée du Parc, en Lyon, en la clase de primera superior, que es donde
se prepara la Escuela Normal. Lo recuerdo: estaba en la segunda fila de
la izquierda y me sorprendió el brillo de su frente. La primera
disertación que me entregó era lamartiniana y lánguida. Le llevé aparte
para decirle que tenía que cambiar de estilo, cosa que comprendió:
Lamartine se transformó en Hegel. Me entregó una disertación sobre "Lo
ficticio y lo real", a la que concedí la mejor nota. Era el mas dotado
de los estudiantes de Lyon. Su inteligencia era amplia, rigurosa (Había
de escribir conmigo un tratado de "lógica formal"). Pero Louis era
también un ser delicado, sensible, especialmente tierno (...) Veía yo
en Althusser un discípulo privilegiado. Su familia recibía mis visitas
y yo le recibía en mi casa. La filosofía que yo enseñaba en Lyon era el
realismo espiritualista de Bergson, de la que Ravaisson había predicho
que sería la filosofía del porvenir.
Althusser, que entonces era celoso católico, era miembro de la Acción
Católica.
(29-6)
1938 Es alumno del filósofo
Jean Guitton en Lyon, en esa clase de Khâgne en la que
sucedía a Vladimir Jankélevitch, reemplazando, como se dijo en la época
a un cierto Sartre discrepante (...) Althusser era el ser más
extraordinario que jamás encontré entre mis alumnos. Todo él era
cerebro, con una frente magnífica. Pero al mismo tiempo era todo
sensibilidad. Tenía un gran corazón. Encontré en él al ser completo que
soñaba tener como discípulo. Además en ese momento, la vocación de
Althusser era mística. Quería ser trapense y me decía básicamente:
'Señor, mi vocación es la de ser monje y vivir en un claustro, porque
existe una gran diferencia entre hablar de Dios y amarlo. Yo hablo de
Dios, pero no lo amo suficiente'(...) nuestras discusiones
evolucionaron mucho (...) pero siempre estuvimos de acuerdo en lo que
se refiere al método. Hasta tal punto que tengo todavía aquí un
manuscrito inédito que escribimos juntos: un 'Tratado de lógica real'.
Esta obra, escrita en común es una forma de ilustrar lo que Althusser
me dijo un día: 'Usted es un mal filósofo, pero un buen
estratega. (21-57)
Guitton:Sí,
le conocí en el 36 o en el 37, durante las clases preparatorias de la
Escuela Normal Superior. ¡Ah! Mi primer recuerdo...Parece que lo estoy
viendo. Cierro los ojos y parece que lo estoy viendo. Se encuentra ahí
delante, en la parte izquierda de la segunda fila. No hago más que
abrir los ojos y vuelvo a ver aquella frente que me fascinó... Y luego,
aquellos bellísimos cabellos... Unos cabellos dorados que simbolizaban
toda la sensibilidad e inteligencia de este
mundo. (24-34)
Althusser:En
(mi recorrido cultural) han dejado huella dos hombres, uno se llama
Jean Guitton, un amigo del papa Pablo VI. Fue quien me enseñó a
escribir. El otro es Joseph Urse, un hombre maravilloso que en los años
30 me explicaba lo que habría sucedido después: la guerra, la derrota,
Petain. Era mi profesor de historia, un jacobino. Yo era entonces
católico y me interesaban los problemas sociales (...) luego me volví
comunista porque había sido católico. (23-30)
11-7-1938 Carta de Althusser a Guitton. (Texto en 29-6)
1939
Ingresa en la prestigiosa Escuela Normal Superior de París. Para él
sería verdaderamente un segundo hogar, del que sólo iba a arrancarle la
locura. (25-43)
9-1939 Es movilizado para la guerra. (2-22)
6-1940 Hecho prisionero por los alemanes en
Vannes. (1)
5-1945 Es puesto en libertad tras pasar casi cinco años en un campo de concentración alemán. (1 y 2-22)
1947
Tras haber dado signos de desequilibrio mental después de su
cautividad, es hospitalizado en un establecimiento psiquiátrico con una
"psicosis maniaco-depresiva causante de accesos melancólicos
repetitivos". Es el primero de una veintena de internamientos más.
(3-18)
Althusser:En
1948, a los 30 años, llegué a ser profesor de filosofía y me adherí al
Partido Comunista francés. La filosofía me interesaba: trataba de
realizar mi profesión. La política me apasionaba: trataba de ser un
militante comunista (...) La guerra y los largos años de cautiverio me
permitieron vivir en contacto con obreros y campesinos y conocer a
algunos militantes comunistas. (73-5)
1948
Termina sus estudios en la École Normale Supérieure en París con el
título de agregado de filosofía. Su tesis versa sobre "La noción de
contenido en la filosofía de
Hegel" y en ella se observa la influencia de la enseñanza y las
traducciones de Hegel por Jean Hyppolite, maestro también de Jacques
Lacan. Por esa época era asimismo discípulo del epistemólogo Gaston
Bachelard. (1)
Escribe un diplôme sobre "la noción de contenido en la filosofía de
Hegel" bajo la supervisión de Bachelard. (2-87)
Eribon:
Otro personaje relevante para los jóvenes "normaliens" de la rue d'Ulm:
un compañero de la École, que en 1948 es nombrado "caimán" de
filosofía, es decir encargado de preparar a los candidatos para la
agregación. Sustituye a Georges Gusdorf, que venía ocupando esta
función hasta entonces y que parte a la Universidad de Estrasburgo. Se
llama Louis Althusser y, en aquellos años -como ocurrirá hasta mediados
de la década de los sesenta-, su nombre, fuera de los límites del
Barrio Latino, no sugiere nada a nadie. Pero, sobre el reducido círculo
de sus alumnos, va a ejercer una influencia considerable. Louis
Althusser aprobó la agregación en 1948. Tenía entonces treinta años.
Había ingresado en la École Normale mucho antes, ya que superó la
oposición en 1939. Pero le movilizaron y fue hecho prisionero. Pasó
cinco años en un campo de concentración. Sólo una vez concluida la
guerra vuelve a la École y aprueba la agregación. Queda segundo. El
primero es Jean Deprun. En la lista de aprobados: Gilles Deleuze,
François Châtelet... Desde el inicio del curso 1948, Althusser asume
las funciones de caimán y todo el mundo pondera sus cualidades
pedagógicas. El primer año pone a sus alumnos a trabajar sobre Platón,
pero, de hecho, no da demasiadas clases. Efectivamente, muy pronto
padece los efectos de la repercusión de sus graves problemas
psicológicos y su docencia se vuelve muy irregular. Con frecuencia
suele desaparecer de la École, ausentándose durante varias semanas.
Pero entabla relaciones personales con los jóvenes que tiene a su
cargo. Les concede largas entrevistas en su despacho, de uno en uno,
les escucha, les da consejos y pautas técnicas de gran utilidad cuando
llegue la hora de presentarse ante el tribunal de una oposición tan
codificada y ritualizada como la agregación.
Michel
Foucault trabará una profunda amistad con Louis
Althusser. Cuando enferma, es Althusser quien le aconseja que se niegue
a la hospitalización psiquiátrica. Pero también, y sobre todo, es bajo
el influjo de Althusser que Foucault ingresa en el Partido Comunista.
Cuando asume sus funciones de caimán, Althusser todavía no es
comunista. Incluso asiste a las reuniones del grupo católico de la
École. Ha sido, en efecto, un católico ferviente, ahora lo es algo
menos. Fue discípulo de Jean Lacroix y de Jean Guitton, y sigue
manteniendo con ellos unas relaciones excelentes. Althusser se decanta
hacia el marxismo y el comunismo en un momento en el que casi la
totalidad de la École Normale, y amplios sectores del ámbito
intelectual francés, siguen el mismo movimiento. El marxismo y la
adhesión al Partido Comunista son los problemas que obsesionan la
conciencia de los universitarios franceses...
(75-58)
Cuando
toma el relevo de Gusdorf, Althusser también lleva a sus alumnos a
Sainte-Anne. Asistirán allí a las lecciones de otro (además de Georges
Daumézon) gran psiquiatra de primera fila: Henry Ey. (75-70)
11-1948
Se afilia al Partido Comunista francés coincidiendo con el
aplastamiento por las fuerzas antidisturbios a las órdenes de ministros
socialistas, de una huelga de mineros dirigida por los comunistas.
(2-22)
En
el partido comunista encontré los medios para la realización de la
fraternidad universal. La mía fue una reflexión con los medios que
tenía a disposición, es decir, mis ideas de aquel entonces. Y en este
sentido me influyó además mi mujer, que me había enseñado mucho. Las
mujeres me han dado todo, les atribuyo una enorme importancia. Las
mujeres no saben cuanta capacidad tienen para hacer política. (23-30)
Había
sido Hélène, en el campo de concentración que ambos habían compartido
durante la Guerra, la que le había abierto las puertas del marxismo. A
su vuelta a la Francia liberada, Althusser le había presentado a
Guitton a su mentora con estas palabras: "le voy a presentar a la
persona que ha tenido el papel más importante en mi vida. Se llama
Hélène. Es ella quien me ha permitido convertirme en ateo y comunista.
Le abandono para siempre maestro, porque a partir de ahora profesaré lo
contrario que usted me ha enseñado. Ni Pascal, ni Bergson, sino Karl
Marx. (24-4)
El
anterior encuentro se produjo en Avignon en 1947 y hubieron de
transcurrir treinta años hasta que Guitton y Althusser se volvieran a
ver. (29-6)
Guitton:
Fue hacia el final de la guerra. Althusser y yo nos habíamos
reencontrado en Avignon. Habíamos comido juntos en un pequeño
restaurante cuyo nombre he olvidado. Me dijo: "Le voy a presentar a la
persona que ha desempeñado el papel más importante en mi vida. Se llama
Hélène. Es ella la que me ha permitido convertirme en ateo y comunista.
Le dejo para siempre maestro, pues a partir de ahora profeso lo
contrario de lo que usted me ha enseñado. Ni Pascal ni Bergson: Karl
Marx". Para ser del todo honesto, debo añadir que ese día me dijo
también:
Con todo, permanezco ligado a usted por el corazón, por el amor, por no
sé qué que hay en mí y que le quiere. Cada vez que me halle en el
marasmo, cada vez que me sea preciso tomarme períodos de reposo lejos
de los hombres, bueno, le haré venir". Durante cuarenta años eso es lo
que pasó. Cada vez que se encontraba enfermo, o fatigado, o
atormentado, me hacía venir. Y yo iba a verlo. Nunca hablábamos de
religión ni de filosofía. (72-393)
1949 Publica "Une question de
faits" en L'Evangile Captif, Jeunesse de l'Eglise, Cahier X (París). (2-342)
1949
En Semana Santa viaja a Italia. En Florencia va a la Federación, en via
dei Servi y se conmueve por la acogida de los camaradas. (50-368)
1950 aprox. Macciocchi:
(...)Hélène seguía siendo acusada, por Aragon o por otros, sin la menor
prueba, de haber entrado en contacto con grupos ligados a la España
republicana, pero hostiles al Partido (...) Hélène había sido expulsada
del Partido, al parecer, pero se mantuvo en secreto (...) Como revela
ahora Emmanuel Le Roy Ladurie, en el libro "París-Montpellier, PC-PSU
1945-63", a Althusser se le procesó en la célula.
Nos llegó la orden de las más altas instancias -escribe Ladurie- de
imponerle a Althusser que rompiese con Hélène.
Althusser, debidamente reprendido, acudió a la reunión de la célula:
allí anunció, completamente hundido, con la cabeza entre las manos,
ajustándose al guión preparado de antemano, que sí, que rompería sus
relaciones con Hélène, seguro. Escuchamos esta declaración en religioso
silencio, cortados y aliviados al tiempo y acaso vagamente avergonzados
de nosotros mismos... A continuación, Hélène desdeñó nuestro ultimátum
y volvió a
visitar a
Althusser en su habitación de la Escuela... Luego, no sé por qué, las cosas se
calmaron. (50-368)
Macciocchi:
El apellido de Hélène no era Ligotien ... sino un apellido hebreo,
Rithman. Sólo ahora hemos sabido que Hélène era una hebrea pobre,
perseguida, incorporada a la Resistencia, después de huir del destino
de su familia, que según algunos, fue exterminada en los campos nazis.
Lo que yo sabía, era que el PCF la había marginado, incluso durante la
clandestinidad (según lo que Louis me había contado) porque Hélène se
había rebelado frente a
Aragon, que quería enviarla como correo, en plena guerrilla, a comprar
medias de seda para Elsa Triolet. En realidad, parece que Hélène fue
acusada de trotskista por el partido. Su posterior reintegración le
había suscitado no el empeño de una militante cualquiera, sino una
devoción política absoluta. (71-9)
Althusser: (...)
La historia se había apoderado de nuestra adolescencia desde la época
del Frente Popular y la guerra de España, para marcarnos en la guerra
misma con la terrible educación de los hechos. Nos sorprendió allí
donde habíamos venido al mundo, y de estudiantes de origen burgués o
pequeñoburgués que éramos, nos hizo hombres instruidos en la existencia
de las clases, de su lucha y de su significación. Frente a las
evidencias impuestas por ella sacamos la conclusión de unirnos a la
organización política de la clase obrera, el Partido Comunista.
Era la época de la posguerra inmediata. Fuimos lanzados brutalmente a
las grandes batallas políticas e ideológicas que el partido llevaba a
cabo: nos vimos obligados a ver las implicaciones de nuestra elección y
a asumir sus consecuencias.
En nuestra memoria política, ese tiempo permanece como el tiempo de las
grandes huelgas y de las manifestaciones de masa, el tiempo del llamado
de Estocolmo y del Movimiento por la Paz, aquel en que fracasaron las
inmensas esperanzas nacidas de la Resistencia y empezó la amarga y
larga lucha que debía hacer retroceder al horizonte de la guerra fría,
rechazada por innumerables brazos humanos, la sombra de la catástrofe.
En nuestra memoria filosófica, ese tiempo permanece como el tiempo de
los intelectuales armados, combatiendo el error en todas sus guaridas,
aquel de los filósofos sin obras, nosotros mismos, pero que hacían
política de toda obra, y dividían el mundo (artes, literaturas,
filosofías y ciencias), utilizando un solo corte: el despiadado corte
de las clases. Tiempo cuya caricatura puede resumirse en una frase:
bandera izada que flamea en el vacío: "ciencia burguesa", "ciencia
proletaria" (...)
Paradójicamente, fue necesaria la presencia de
Stalin, cuyo contagioso e implacable sistema de gobierno y de
pensamiento provocaba estos delirios, para someter esta locura a un
poco de razón. Entre las líneas de algunas páginas simples donde
condenaba el celo de aquellos que pretendían a toda fuerza hacer de la
lengua una superestructura, entrevimos que el uso del criterio de clase
no era un criterio sin límites y que se nos hacía tratar la ciencia,
cuya rúbrica cubría las obras mismas de
Marx, como una ideología cualquiera. Era necesario retroceder y, en una
semiconfusión, volver a los rudimentos.
Escribo estas líneas en mi nombre, y como comunista que no busca en el
pasado sino aquello que permite aclarar nuestro presente...y, luego,
aclarar nuestro futuro.
No hago alusión a este episodio ni por placer ni por amargura, sino
para confirmarlo con una observación que lo sobrepasa. Teníamos la edad
del entusiasmo y de la confianza; vivíamos un tiempo en que el
adversario no nos daba cuartel, utilizando el lenguaje de la injuria
para apoyar su agresión. Esto no impide que hayamos permanecido largo
tiempo confundidos por esta aventura, en la cual ciertos dirigentes,
lejos de impedir que cayéramos en el abismo del "izquierdismo teórico",
nos habían empujado con vigor, sin que los otros hicieran nada para
moderarnos, para advertirnos o prevenirnos. Pasábamos entonces la mayor
parte de nuestro tiempo militando, cuando hubiéramos debido defender
también nuestro derecho y nuestro deber a conocer y a estudiar
simplemente para producir. No nos dábamos ni siquiera ese tiempo. (68-13)
1950 Eribon:
La influencia de Althusser ya es bastante poderosa como para inducir a
algunos normaliens a seguirle en el acto de adhesión (al PCF). Foucault
es uno de ellos, en 1950 (...) Sin embargo hay que precisar que había
querido afiliarse desde su primer año de École, en la primavera de 1947 (...)
Foucault, en aquel momento, es más hegeliano que marxista. Trabaja
mucho sobre la "Fenomenología del espíritu" con vistas a su diploma, y
comparte este interés con Louis
Althusser, que defendió también una tesis sobre Hegel, unos años antes,
al igual que su amigo Jacques Martin, a quien dedicará "Pour Marx", o
también Jean Laplanche.
El año 1950 no es sólo el año en que Foucault se afilia al Partido
Comunista. También es el año en que le suspenden en el examen de
agregación (...) Foucault queda profundamente afectado por su fracaso.
Hasta el punto de que Louis Althusser encarga a Jean Laplanche y a su
joven esposa que se ocupen de él y, sobre todo, que le vigilen, para
que no cometa un "disparate". (75-63)
1951 Bourdieu:
Era la época del stalinismo triunfante. Muchos de mis condiscípulos que
se han vuelto ahora violentos anticomunistas estaban en el partido
comunista. La presión staliniana era tan exasperante que, hacia 1951,
habíamos fundado en la Escuela normal (estaban Bianco, Comte, Marin,
Derrida, Pariente y otros) un Comité para la defensa de las libertades,
que Le Roy Ladurie denunciaba a la célula de la Escuela... (64-17)
Eribon:
Desde el año 1945, pero sobre todo a partir de 1948, el Partido
Comunista se instala en la rue d'Ulm (...) Emmanuel Le Roy
Ladurie, que había ingresado en la École en 1949 y que se convirtió
casi en seguida en el secretario de la célula, habla de uno por cada
cuatro o cinco
normaliens: es decir que "unos cuarenta o unos cincuenta alumnos sobre
un total de doscientos" eran miembros del Partido. Sin embargo, añade
que sólo unos veinte acudían a las reuniones. Personalidades destacadas
del comunismo
ulmista: Michel Crouzet, Pierre Juquin, Maurice Caveing...
... El clima de "terror intelectual" que instauran los miembros del
Partido Comunista está particularmente cargado (...) Emmanuel Le Roy
Ladurie, el secretario de la célula, es uno de los más virulentos. Es
un auténtico inquisidor que imparte órdenes, emite juicios sobre todo,
de manera incesante, y principalmente sobre la ortodoxia de los
normaliens. (75-59)
Arraigó,
como una especie de verdad incuestionable, la idea de que Foucault
había escrito unos artículos de Jean Kanapa, el redactor jefe de La
Nouvelle Critique, el apparatchik estaliniano al que Sartre tratará de
"cretino" en Les Temps modernes en 1954 (...) Pero Passeron no piensa
que, en caso alguno, Foucault haya podido ser uno de los autores. Está
absolutamente excluido: también lo afirma tajantemente Louis
Althusser, y hay que pensar que si alguien podía estar al corriente,
habría sido él. "Pienso -precisa- que Foucault quiso decir que fuimos
responsables del 'kanapismo'" (75-85)
1951
Publicación de su contribución a la discusión, en las Jornadas
Nacionales de Estudios Pedagógicos de los Profesores de Filosofía
(1950) en la Revue de l'Enseignement Philosophique 1:1-2 (2-342)
7-1951
A finales: en la abadía de Royaumont, transformada desde hacía algunos
años en centro cultural, se celebraba un ciclo musical en el que
participaba un joven compositor, Pierre Boulez. Una noche, se sentó al
piano e interpretó una sonata de Mozart. El grupito que le rodeaba se
quedó muy impresionado (...) presenciaban la escena: Michel Foucault y
Jean-Paul Aron. En compañía de Louis Althusser y de algunos normaliens.
Porque el caimán de la École Normale había tomado por costumbre llevar
a sus alumnos a ese lugar de trabajo ideal, ofreciéndoles de este modo
la posibilidad de preparar en excelentes condiciones el examen oral de
la agregación, una vez superadas las pruebas escritas. (75-98)
Otoño 1951 Eribon: Antes de ser nombrado en Lille, Michel Foucault ha empezado ya a
impartir psicología en la École Normale Supérieure. A petición de Louis
Althusser, por supuesto, que le reclamó en cuanto obtuvo la agregación.
Foucault da una clase los lunes por la tarde, en la pequeña sala
Cavaillès, desde el otoño de 1951 hasta la primavera de 1955 (...)
Foucault respeta la tradición y lleva, él también, a sus alumnos a
Sainte-Anne para asistir a presentaciones de enfermos. (75-81)
1952 Foucault dispone de un despacho en la École
Normale, ya que ha empezado a dar clases, a petición de Althusser. (75-74)
8/9-1953 Publica "A propos du
marxisme" en la R.E.P. 3:4 (2-342)
10-1953 Foucault abandona el PCF. Louis Althusser afirma que lo dejó "debido a su homosexualidad". (75-88)
Pero aun así siguió estrechamente relacionado con Louis
Althusser. Foucault: Cuando dejé el Partido Comunista, no hubo anatema alguno por su parte, no quiso romper su relación
conmigo.
Esta relación con Althusser tuvo sin duda una importancia determinante
para ambos hombres. En 1964, cuando se publique
"Para Leer El Capital", Althusser rendirá homenaje a
Foucault, evocando "a nuestros maestros en el arte de leer las obras
del saber, que fueron para nosotros Gaston Bachelard y Cavaillès y que
son hoy Georges Canguilhem y Michel
Foucault". Althusser, "el Tus" o "el viejo Alt", como le llamaba
Foucault, había reaccionado con entusiasmo ante los primeros libros de
su alumno. El propio Althusser todavía no había publicado nada cuando
salieron Folie et déraison y El nacimiento de la clínica en 1961 y
1963. Escribe a Foucault unas cartas entusiastas, en las cuales se
habla de "obra pionera" y de "liberación". Pero los zarpazos de
Foucault contra el marxismo en Las Palabras y las cosas en 1966 no van
a dejar indiferente al caimán de la rue
d'Ulm, que empieza, entonces, precisamente, a publicar sus obras.
Cuando Foucault ironiza sobre las tormentas teóricas que sacuden el
estanque de los niños, todo el mundo entiende que se trata del patio de
la École
Normale. Así pues, Althusser añadirá una nota referida a
Foucault, que parece una advertencia, en la edición inglesa de "Para
leer
El Capital", en 1970: Fue alumno mío y un atisbo de mis
investigaciones pasó a las suyas, incluso alguna de mis formulaciones.
Pero, en su pensamiento y en sus escritos, hasta el significado de los
términos que ha tomado prestados de mí se ha transformado en algo
profundamente distinto del que yo les atribuía. A pesar de esos
desacuerdos teóricos, manifestados con discreción y firmeza, Althusser
y Foucault seguirán siendo amigos. Foucault profesará siempre un
respeto y estima muy grandes por
Althusser. Y no encontrará palabras suficientemente duras para fustigar
a los que se burlen de su profesor cuando soplen otros vientos y el
marxismo haya pasado de moda. (75-89)
10/11-1953 Publica "Note sur le matérialisme
dialectique" en la R.E.P. 3:5 (2-343)
Primavera 1954 Etienne Verley, comunista de la École
Normale, participó con Foucault en una reunión, organizada por
Althusser, para constituir un grupo encargado de elaborar un manual de psicología marxista. (75-89)
1954
Foucault publica su primer libro: Enfermedad mental y personalidad. En
la colección "Iniciación filosófica" que dirige Jean Lacroix, en las
Presses Universitaires de France. En realidad, es Louis
Althusser, amigo del pensador católico, quien ha hecho el encargo.
(75-103)
4/5-1955 Publica "Sur l'objectivité de l'Histoire
(lettre à Paul Ricoeur)" en la R.E.P. 5:4 (2-343)
11-1958 Publica "Despote et Monarque chez
Montesquieu" en Esprit, que es un extracto de su primer libro a publicar en 1959. (2-343)
1959 Publica su primer libro
MONTESQUIEU. LA POLITIQUE ET L'HISTOIRE (Presses Universitaires de France. París). (2-343)
Este texto parece haber sido el subproducto de una tarea (incompleta)
mucho más extensa -el proyecto de una grande thèse sobre filosofía
política clásica francesa, propuesta por Althusser en 1949-50. (2-31).